Según diversos estudios, parece tener lógica que en verano surjan amores más intensos que a lo largo del resto del año y os queremos dar unas pautas de por qué eso ocurre así.
1.- La hormona que más se relaciona con el amor y el deseo sexual, es la testosterona, que aumenta cuando el día es más largo, obviamente en verano y, curiosamente, alcanza el nivel más alto en el mes de agosto. A mayor luz, mayor segregación de testosterona, según los estudios, en primavera empieza a aumentar, en verano sigue elevándose y en agosto alcanza la cima.
2.- Es época de vacaciones, por lo que estamos más alegres, con más tiempo de socializar, con ganas de aprovechar el tiempo, pasarlo bien y, además el calor nos envuelve.
3.- Con el buen tiempo también aumenta la serotonina que ayuda a regular el estado de ánimo, el comportamiento social, el apetito, la digestión, el sueño, la memoria, el deseo y la función sexual. Por ello nos sentimos más relajados, alegres, optimistas y con ganas de “comernos el mundo”.
4.- La sensación de tiempo libre crea la ilusión de mayor libertad y estimula la atracción por el sexo opuesto, así como el deseo sexual. En agosto tenemos las hormonas en pleno auge y aumenta la necesidad de seducir y ser seducidos, además, el calor hace que sudemos y con el sudor nuestras feromonas se disparan. El terreno está absolutamente abonado para que surja el amor.
5.- Con todas esas sensaciones y revolución hormonal, no es tan raro que muchos amores de verano se desvanecen cuando empiece septiembre, ya que puede resultar más bien una fantasía que un amor verdadero, por ello hay que tener mucho cuidado con estos amores ya que, una de las dos partes de la pareja puede quedar muy tocada, pues su pareja puede haber actuado como un soufflé, mucho amor y pasión en poco tiempo y, de repente, nada.
