PALABRA DE HONOR

By noviembre 5, 2019 Días con mensaje

Antiguamente la palabra de una persona y un apretón de manos tenía todo el valor moral y jurídico del mundo. Las cosas se hacían con calma y tranquilidad y una vez sopesado todo, se tomaba una decisión.

¡Qué gusto daba poder confiar en la palabra de una persona!

Ahora no nos dejan pensar, debe ser todo rápido, todo instantáneo y además con una mega contrato de por medio de tropecientos mil palabros de todos los tamaños, colores y significados.

Y tiene su lógica, con todo lo que ocurre, lógicamente, no nos fiamos de nada en lo que no haya un contrato de por medio que, al menos, nos asegure lo que nuestra mente necesita que nos asegure. Y si puede ser, alguien nos debe haber recomendado a ese profesional para que, al menos, vayamos sobre seguro. Y si es un conocido nuestro mejor, así estamos más tranquilos sabiendo que no nos engañará.

Sin embargo, a la hora de utilizar las redes sociales nos lo creemos todo, o casi todo. No analizamos todo lo que conlleva “conocer a una persona” por ese medio. Nadie nos la ha recomendado, no es prima de nadie, ni iba al colegio con nadie, ni le conoces de verla todos los días en el mismo lugar, no es compañera de trabajo de muchos años… Le has conocido en redes sociales, ¡Olé! Un sistema que ofrece todas las garantías del mundo.

¿Qué en redes hay personas maravillosas? ¡Por supuesto, faltaría más! Hay millones y millones de personas en redes, si no hubiera personas maravillosas entre semejante multitud, el mundo se estaría acabando. Lo que está claro es que tanto en Europa como en Estados Unidos cada vez hay más soledad derivada del uso desmesurado del móvil, de las redes sociales y de las apps de contactos. Se fomenta tanto el individualismo que un porcentaje altísimo de personas se quedan solas y lo que es peor, se sienten solas.

Está claro que la sociedad está cambiando y debe ser así y que la evolución y el progreso son necesarios, pero también hay que contar con las cosas que en un pasado han sido válidas. Teniendo en cuenta que ya existe hasta un día internacional sin móvil, deberíamos reflexionar sobre la cuestión, móvil sí, pero con corazón y con cerebro.